miércoles, 17 de marzo de 2010

Reflexión sobre la Universidad Pública y la lucha universitaria


Sólo unidos seremos fuertes, y sólo siendo fuertes
podremos vencer en las luchas que emprendamos.

La Universidad Pública juega un papel primordial en cualquier sociedad en la que se encuentre, en el caso colombiano la universidad ha sido motor del desarrollo del país en los diferentes espacios que tiene incidencia, y desde las diferentes ramas del conocimiento.

La Universidad Pública debe ser entonces la abanderada en la construcción de conocimiento y en la reflexión constante acerca de la realidad que vive nuestra sociedad, pero siendo claros en que la universidad pública colombiana se debe al pueblo, - no a los grandes sectores empresariales privados -, y por ende debe estar en un constante diálogo con las problemáticas que aquejan a nuestro país. Es por esto que los estudiantes universitarios, así como los profesores y trabajadores, debemos estar estudiando críticamente la realidad para formular y reformular propuestas que generen los cambios que nuestra sociedad necesita en los diversos ámbitos: económico, político, social y cultural.

De igual forma, los universitarios le hemos aportado al país más allá de la academia, asumiendo un rol dinámico y dinamizante en la vida diaria de nuestro país, es por ello que es importante recordar y profundizar el papel que ha tenido el sector estudiantil, de una gran relevancia en la vida política del país, siendo un sector que permanentemente ha manifestado su inconformismo y que se ha unido coherentemente con las luchas sociales y políticas que se han llevado a cabo a lo largo del país históricamente, luchas que han buscado mejoras a las precarias y míseras condiciones de vida que vive el pueblo colombiano.

La movilización universitaria ha sido tan trascendental y con tal fuerza, y expresión de poder, que un gran número de estudiantes han sido asesinados, en algunos casos en estrecha relación con las “autoridades” policiales, o sea, por parte del mismo Estado, que ha tenido que acudir al terror y a la muerte para acallar las voces y gritos de protesta que desde la universidad se levantan, pero que gracias al esfuerzo de miles continúa y persiste.

Teniendo en cuenta lo anterior es que debemos afrontar la actual situación que vive la universidad y el país. Desde hace varias décadas y de diversas maneras el Estado, en representación de los grandes empresarios y adinerados de Colombia, ha fomentado una serie de reformas que tienden hacia la privatización de la universidad pública, ello se ha realizado mediante la reducción del financiamiento por parte del Estado, poniendo a las universidades en la tarea de conseguir recursos propios, que hoy por hoy, tan siquiera en la Universidad Nacional de Colombia, son mayores que los recursos destinados por la nación, lo cual da muestra del autofinanciamiento que viven las universidades públicas del país y que para este año se encuentran con un gran déficit financiero que posiblemente las haga inviables económicamente, por lo cual serían reestructuradas y privatizadas, como ya ha pasado con algunas universidades del país (caso Universidad del Atlántico, Universidad de Pamplona). Estos proyectos de privatización abanderados por el gobierno, y que responden al modelo económico neoliberal, no se han puesto en marcha solo mediante funcionarios gubernamentales, sino que han contado con el apoyo de rectores y demás administrativos, que sin reconocer la Autonomía Universitaria han cedido ante todas las determinaciones gubernamentales en desmedro de la u pública. Las administraciones universitarias, que se adscriben al gobierno, han formulado las diversas reformas en las universidades obviando las demandas e inconformidades bien argumentadas expuestas por los estudiantes, profesores y trabajadores en algunos casos. Ello ha generado un cierre de los espacios de participación y discusión a los que tienen derecho los estudiantes, o simplemente han relegado nuestro papel a la discusión, pero sin tomar en cuenta realmente nuestras propuestas, es así que la universidad pública habla de democracia en su interior, pero es la democracia en la que se participa mas no se incide en la decisiones, o sea es una democracia de papel, algo ridículo para un espacio donde el conocimiento está en constante producción y reproducción, y donde nos formamos intelectualmente todos y exaltamos el diálogo como forma de construcción de un mejor país.

El proceso paulatino de privatización no se ha llevado a cabo simplemente mediante la desfinanciación, sino que se han introducido reformas académicas sumamente lesivas, que han permitido que los programas curriculares fomenten la formación de una mano de obra barata, que le sirva a los intereses de los grandes poseedores del país, y de igual forma, el conocimiento transmitido en las aulas universitarias se ha visto sometido y adecuado a los requerimientos del capital transnacional, que por medio de las multinacionales han usurpado y explotado los recursos nacionales de los cuales somos propietarios como pueblo colombiano, lo más preocupante es saber que todo esto ha sido desarrollado y fomentado por el actual gobierno, que se encuentra lejos de representar los intereses del pueblo colombiano.


Todo este panorama, que claramente es negativo para la subsistencia de la universidad pública no debe mermar nuestro compromiso con su defensa, sino que por el contrario nos debe servir como insumo para el análisis crítico de la realidad, y para aumentar nuestra firmeza y convencimiento en la lucha por cambiar esta situación. Es por ello que la reivindicación de una universidad pública, autónoma, democrática, crítica, popular, etc, no es solo una necesidad, sino que es un imperativo para quienes creemos que la universidad y el país deben conducirse por otros senderos, donde la libertad sea un principio, donde la universidad contribuya realmente al estudio y la proposición de soluciones ante los problemas que aquejan al pueblo colombiano.

De igual forma, debemos ser consciente y reconocer que luchar por una universidad diferente, realmente pública, tendrá grandes opositores, como el mismo gobierno y las administrativas universitarias, y es por esto que debemos ser muy inteligentes para dar la pelea. Debemos construir y fortalecer nuestros argumentos, debemos avanzar y madurar políticamente, de forma que seamos capaces de reconocer que si no estamos unidos y propendemos por la unidad de los estudiantes, profesores y trabajadores de la universidad no lograremos nada; en el mismo sentido no podemos desconocer que el problema no es de la UN, sino que es un problema de las universidades públicas, motivo por el cual debemos buscar constantemente que la lucha estudiantil sea nacional, y debemos pretender movilizarnos unificadamente, esto nos permitirá ser realmente poder y generar presión ante las instituciones gubernamentales.

Finalmente, basta decir que el compromiso asumido por la defensa de un bien público del pueblo colombiano, tan importante como es la universidad pública, nos debe poner en consonancia también con la defensa y el apoyo a las reivindicaciones y luchas populares, que por estos días son bastantes, y cada vez se agudizan de mayor forma.

“Si el presente es de lucha el futuro será nuestro”
Che

Mural ubicado en la Universidad Nacional de Colombia. Medellín.
Realizado en Noviembre de 2009.

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