domingo, 12 de septiembre de 2010

A 37 años del golpe en Chile

Continuamos Construyendo Unidad y Poder Popular para el Cambio Social

Este 11 de septiembre recordamos una trágica fecha. En 1973 se le dio un fuerte golpe a los procesos de lucha latinoamericanos y en especial al proceso de transformación que se desarrollaba en Chile.

Pero nuestra Memoria no podrá seguir siendo silenciada, y es por ello que hoy nuevamente traemos al presente la constante lucha del pueblo.

Salvador Allende había sido elegido presidente mediante las elecciones, la estrategia política de construcción de base había rendido sus frutos, y luego de un proceso de unión de diferentes sectores populares se había gestado la Unidad Popular como proceso que permitiría avanzar en la búsqueda del empoderamiento popular para el cambio social.

El triunfo en las elecciones significó un fuerte golpe a las clases dominantes chilenas, y mucho más al imperialismo norteamericano. En su gobierno Allende comenzó a desarrollar políticas que afectaban los intereses y las riquezas de los grandes poseedores, como por ejemplo la nacionalización, y todo ello dirigido estuvo hacia la construcción de una sociedad justa e igualitaria.

Su gobierno contó con un masivo apoyo popular, y con una fuerte confrontación con la clase capitalista. Luego de tres años de cambios, de una gran inestabilidad provocada por los la clase oligarca chilena, el 11 de septiembre se da el golpe de Estado en la Casa de la Moneda.

Empresarios, terratenientes, ejército, CIA, conspiraron un plan para derrocar y asesina el proceso de cambio y con ello impusieron una dictadura que duraría hasta finales del siglo XX.

Hoy recordamos con tristeza este hecho, pero lo traemos al presente como necesidad de construcción de Nuestra Memoria, la memoria que insiste en la construcción de nuestra identidad, la memoria que continua aportando a la histórica lucha de los pueblos por el cambio social.

...desde nuestra memoria, continuamos exaltando la dignidad de un pueblo luchador y seguimos diciendo igual que en Chile...

...Contra la dictadura pintaremos hasta el cielo...

A continuación el último discurso de Salvador Allende antes de ser asesinado y consumado el golpe.

Discursos 1973

Última alocución de Salvador Allende en "Radio Magallanes".

Santiago de Chile, 11 Septiembre 1973

Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.

Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha auto designado, más el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.

Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.

Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición, pretende imponerse. Sigan ustedes, sabiendo, que mucho más temprano que tarde, de nuevo, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza, de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.


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