“Hay que situarse siempre del lado del honor y la justicia,
lo que sustenta al espíritu haciéndolo invencible”
(Augusto C. Sandino)
Nicaragua es una nación independiente desde el 15 de Septiembre de 1821, día en que toda Centroamérica deja de ser colonia española. Desde el principio, el poder político se alternaba entre Liberales y Conservadores. Los Estados Unidos tuvieron siempre puestos sus intereses en Nicaragua para construir un canal interoceánico y tenían a los Conservadores como aliados locales que permitían la ocupación militar norteamericana. Los Liberales, hasta el pacto de 1927, se oponían a la intervención. En el año 1855 el norteamericano William Walker es declarado, con el apoyo de su gobierno y los conservadores nicaragüenses, presidente de Nicaragua y toma como primera medida el restablecimiento de la esclavitud. El pueblo nicaragüense se opone y los conservadores terminan expulsando al “filibustero” del país quien, como última acción, incendia completamente la ciudad de Granada dejando únicamente un cartel en el que se leía “here was Granada”.
En un país completamente intervenido por los militares estadounidenses, con una clase política no representativa de los intereses nacionales y con una población pobre, el 18 de Mayo de 1895, nace en el pueblo Niquinohomo, Augusto C. Sandino, que creció hasta los 17 años en su país y como muchos en ese tiempo, decidió emigrar en busca de un futuro mejor. Sandino comienza a sentir el dolor de su país en la distancia y a concientizarse sobre la necesidad de liberar a su país de la intervención que lo tenía sumido en el hambre, la pobreza y la desesperanza, y decide luchar junto a su pueblo por lograr la soberanía nacional.
En 1926, Augusto C. Sandino desembarca, como General, en la Costa Atlántica Nicaragüense para unirse a la lucha armada liberal en contra del gobierno conservador y los militares estadounidenses. Los liberales, más adelante, firman la paz a cambio de 10 dólares por cada arma rebelde entregada a los militares estadounidenses y otras concesiones políticas para su beneficio. Todos los generales entregaron sus armas, menos Sandino y sus hombres.
El Ejército para la Defensa de la Soberanía Nacional compuesto por 30 hombres y algunas armas declara la guerra al gobierno norteamericano. La correlación de fuerzas era completamente desfavorable para Sandino, quien en un manifiesto declaraba: “Los grandes dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos”. El ejercito de los pobres campesinos de Nicaragua no contaba con ningún tipo de ayuda internacional – puesto que no estaba alineado a ninguna ideología de las que predominaban en la época -, pero contaban con algo más grande y más potente que las armas, los aviones y las bombas con los que eran atacados, y era la ilusión de ver a su patria libre y soberana, lo que representaba la mayor ventaja frente a sus rivales y fue la raíz de grandes victorias políticas y militares que se fueron gestando dentro de su lucha.
Sandino era llamado por su tropa y por la comunidad internacional que seguía la gesta muy de cerca, El General de Hombres Libres, en honor a la libertad que habían conquistado los nicaragüenses que formaban el Ejercito para la Defensa de la Soberanía Nacional quienes habían encontrado en el amor a su patria y su soberanía la verdadera libertad y al haber comenzado la lucha por la liberación definitiva de Nicaragua se habían liberado ellos mismos para hacer realidad el sueño de un país completo.
En 1926, Augusto C. Sandino desembarca, como General, en la Costa Atlántica Nicaragüense para unirse a la lucha armada liberal en contra del gobierno conservador y los militares estadounidenses. Los liberales, más adelante, firman la paz a cambio de 10 dólares por cada arma rebelde entregada a los militares estadounidenses y otras concesiones políticas para su beneficio. Todos los generales entregaron sus armas, menos Sandino y sus hombres.
El Ejército para la Defensa de la Soberanía Nacional compuesto por 30 hombres y algunas armas declara la guerra al gobierno norteamericano. La correlación de fuerzas era completamente desfavorable para Sandino, quien en un manifiesto declaraba: “Los grandes dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón patriota, y así juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos”. El ejercito de los pobres campesinos de Nicaragua no contaba con ningún tipo de ayuda internacional – puesto que no estaba alineado a ninguna ideología de las que predominaban en la época -, pero contaban con algo más grande y más potente que las armas, los aviones y las bombas con los que eran atacados, y era la ilusión de ver a su patria libre y soberana, lo que representaba la mayor ventaja frente a sus rivales y fue la raíz de grandes victorias políticas y militares que se fueron gestando dentro de su lucha.
Sandino era llamado por su tropa y por la comunidad internacional que seguía la gesta muy de cerca, El General de Hombres Libres, en honor a la libertad que habían conquistado los nicaragüenses que formaban el Ejercito para la Defensa de la Soberanía Nacional quienes habían encontrado en el amor a su patria y su soberanía la verdadera libertad y al haber comenzado la lucha por la liberación definitiva de Nicaragua se habían liberado ellos mismos para hacer realidad el sueño de un país completo.
Desde hace algún tiempo en Latinoamérica hace falta que nos movamos para buscar la solución de los problemas que aquejan a los países de la región. Quizás no para luchar en contra de la intervención extranjera; pero sigue siendo necesario luchar por la soberanía de nuestros pueblos, entendiendo soberanía como la capacidad de los pueblos de elegir su destino. En países donde un alto porcentaje de sus ciudadanos viven en condiciones de pobreza extrema y ésta se traspasa de generación en generación como herencia histórica, no podemos llamarnos completamente soberanos puesto que estamos atados a la miseria y la desesperanza.
Latinoamérica necesita de Hombres y Mujeres Libres, que en el amor profundo a su patria y compatriotas hayan encontrado la liberación definitiva y que ésta los lleve a luchar por el bienestar de todos los que vivimos en estas tierras; Libertad que será expresión de una relación directa con los problemas que más aquejan a aquellos compatriotas que desde el nacimiento de nuestros países y a través de toda la historia han estado al margen del progreso. Hombres y Mujeres libres que no determinen su actuar a ideologías establecidas sino a la urgencia histórica de buscar el bien común, que en estos tiempos exige que constructores de paz e inclusión.
El momento histórico nos presenta la oportunidad para terminar con la pobreza extrema de una vez y para siempre. Pero en este momento también urgen esos 30 hombres y mujeres que renuncien a cualquier interés personal y desde los lugares más pobres comiencen a avanzar hacia la justicia que tanto necesita Latinoamérica.
El Ejército para la Defensa de la Soberanía Nacional firmó la paz el día 2 de Febrero de 1933, poniendo fin a la intervención militar física de los Estados Unidos en Nicaragua. Pocos días después, Sandino fue asesinado por la Guardia Nacional comandada por Anastasio Somoza García, quedando demostrado que su sueño quedó pendiente. En una de sus cartas Sandino escribía “En uno de aquellos días manifesté a mis amigos que si en Nicaragua hubieran cien hombres que la amaran tanto como yo, nuestra nación restauraría su soberanía absoluta. Mis amigos me contestaron que posiblemente habría en Nicaragua ese número de hombres, o más”. Yo estoy de acuerdo con los amigos de Sandino.
Luis Bonilla Ortiz-Arrieta
Nicaragua
Nicaragua
http://wwwespaciodedebate.blogspot.com/2009/05/sandino-general-de-hombres-libres.html
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